miércoles, 4 de mayo de 2011

EBANISTERIA

EBANISTERIA:

La ebanistería es una especialización de la carpintería orientada a la construcción de muebles. El término procede de un tipo de madera, el ébano, considerada preciosa desde la antigüedad, procedente de un árbol angiospermo dicotiledóneo de origen africano (Diospyros ebenum), que da una madera dura y pesada, negra en el centro y blanca en la corteza.
La ebanistería se distingue de la carpintería en que produce muebles más elaborados, generando nuevas técnicas y complementándolas con otras para la manufactura de algunas piezas, tales como la marquetería, la talla, el torneado y la taracea, entre otras técnicas. Aún sin ser característica propia el uso de algún material específico, la ebanistería busca desarrollar muebles de mejor calidad y diseño. Este es el oficio que acompaña el proceso de diseño del mobiliario, ya sea comercial o doméstico.
El arte del ebanista, como el del carpintero, exige una gran práctica en los talleres para la parte ejecutiva, y algunos conocimientos de geometría para el trazado. El ebanista ha de inventar formas con arreglo a los caprichos de la moda y saber hacer los cortes necesarios para llegar a ellas.


Es un arte que tiene sus propias características y los trabajos que se efectúan en esta especialidad, son hechos para ser usados dentro de nuestros hogares, es decir, protegidos de la intemperie. Por eso es que posee su propia tecnología y emplea materiales adecuados a ella que satisfacen sus requerimientos. La ebanistería, no es solamente un arte de construir muebles, sino que tiene sus fundamentos científicos, basados en las ciencias históricas, físicas, matemáticas, antropometría, ergonometría y otros a fin de proponer las adecuadas estructuras y su correspondiente funcionalidad del mueble, teniendo en cuenta para ello la innovación del diseño y material de alta calidad.




No es solamente un arte de construir muebles, sino que tiene sus fundamentos científicos, basados en las ciencias históricas, físicas, matemáticas, antropometría, ergonometría y otros a fin de proponer las adecuadas estructuras y su correspondiente funcionalidad del mueble, teniendo en cuenta para ello la innovación del diseño y material de alta calidad.

Técnica:

Las maderas que emplea el ebanista son las llamadas finas o preciosas, exóticas e indígenas por punto general. Pero, por razones de economía, también se suelen hacer los muebles con maderas ordinarias chapeadas de las maderas antes indicadas. En el primer caso, se dice que los muebles son macizos y, en el segundo, chapeados. Las maderas indígenas deben buscarse ligeras, que sean fáciles de trabajar con el cepillo, capaces de recibir el regular pulimento y de resistir sin deformarse las influencias atmosféricas, encontrándose en estas condiciones:
Las herramientas que emplea el ebanista son las mismas de que hace uso el carpintero, pero más finas, ya porque así lo exige el grano de la madera, ya porque no debe perder de ésta sino la menor cantidad posible. Además, utiliza cuchillas de alisar, piedra pómez, esmeril y papel de lija.


El ebanista debe saber chapear, barnizar, embutir y teñir las maderas, así como utilizar las vetaduras y lobanillos de aquéllas por el bello aspecto que ofrecen, y hasta debe conocer algo de las artes del tornero y del tallista. Las sierras del ebanista son de dientes finos. Los cepillos, de boca estrecha, y cuando se tiene gran interés en que no se levante astilla alguna, los hierros de cepillar o corroer deben estar estriados en sentido de la longitud del hierro, con lo que su canto se halla erizado de una dentadura sumamente fina y de dientes triangulares cuya punta rae sin levantar astillas.
La ebanistería tuvo sus inicios en el trabajo con madera de ébano –de ahí su nombre–, que antiguamente era muy rara y costosa, proveniente sobre todo de Córcega y del norte de África. Por ello, la confección de muebles con esta madera se convirtió en un oficio de calidad artesanal, donde junto a la técnica se valoraba la habilidad del ebanista, así como la artisticidad de la decoración elaborada en ellos. A partir del siglo XVII, el ébano comenzó a ser sustituido por maderas teñidas. Desde entonces se entiende la ebanistería como la confección de muebles con maderas valiosas, que pueden estar recubiertas de diversos elementos como paneles lacados, planchas de cerámica, apliques metálicos o piedras preciosas.
De época antigua no quedan muchos testimonios, tan sólo algunos hallazgos arqueológicos y representaciones de obras de ebanistería en pinturas y relieves. Los ejemplos más antiguos se encuentran en la antigua Mesopotamia, con muebles de ébano y marfil para uso de la realeza, datados en torno a los siglos VIII y VII a.C. En el antiguo Egipto hallamos ejemplos como los muebles de cedro con taraceas de ébano y marfil de las tumbas de Ju’e y Tu’e (Museo Egipcio de El Cairo). En la tumba de Tutankhamon se hallaron diversos muebles de uso personal del faraón, de gran calidad artística. Las principales tipologías solían ser: escabeles, cofres para objetos preciosos, mesillas de un pie (monopodium), camas con patas en forma de animales diversos (toro, chacal, león), etc. En Grecia se realizaban muebles con ébano, marfil, plata y oro, como se describe en la fabricación de la cama de Ulises en La Odisea (1. XXIII). Entre sus principales realizaciones hallamos: escabeles, sillas de respaldo inclinado sin brazos (klismos), camas de tablas colocadas sobre caballetes, cajas ambivalentes que servían como contenedor de objetos o como asiento, etc. De la Antigua Roma destaca el triclinium –de origen etrusco–, lecho donde los romanos se recostaban a comer. En época imperial se dieron muebles con decoración helenística de gran lujo, con patas de mármol en forma de leones, grifos, esfinges y otros animales, a menudo con adornos de bronce. Los muebles más usados eran: sillas de respaldo inclinado (cathedra), escabeles de sección redonda con patas de tijera (sella) y armarios con estantes interiores cerrados por dos batientes.[1]
Durante la Edad Media predominó la simplicidad y la severidad, como correspondía a la nueva religión preponderante, el cristianismo, que propugnaba la pobreza y la austeridad. En los monasterios nació el escritorio, mesa con puertecillas y estantes, con atriles y repisas para libros. Proliferaron los arcones, que servían para guardar ropa y, a la vez, como asiento. Las camas ganaron en altura y se aislaron del suelo, a menudo decoradas con baldaquinos con cortinas. Las mesas (mensae) eran largas y apoyadas en trípodes. Las sillas eran plegables con patas curvadas (faldistorium). En el gótico se puso de moda una decoración inspirada en la arquitectura de las catedrales, con ojivas, rosetas y ventanillas polilobuladas. Cabe destacar igualmente en esta época la riqueza decorativa desarrollada en las sillerías de los coros de catedrales y monasterios. En el Imperio Bizantino el mobiliario era más lujoso que en Occidente, con incrustaciones de oro, plata y nácar, y revestimientos con paños y cojines.[2]
Un primer momento de esplendor de la ebanistería se produjo durante el Renacimiento: en Florencia, los trabajos de ebanistería eran llamados «fuera de norma», porque por su calidad, tanto en materiales como en la técnica y habilidad del artesano, se salían del oficio gremial y reglamentado del carpintero. Considerados como muebles de lujo, sólo estaban al alcance de hombres ricos y poderosos, sirviendo para decorar sus grandes palacios. En el siglo XVI, la ebanistería incorporaba materiales preciosos como el marfil y la madreperla, apliques en hueso, pinturas al temple con motivos heráldicos o alegóricos, relieves con panes dorados y plateados, etc. Buen ejemplo de ello eran los studioli, las estancias que los grandes magnates renacentistas de vocación humanista dedicaban al estudio y al coleccionismo, como el del duque Federico de Urbino, con paredes revestidas de grandes estanterías con trabajos de taracea, realizado hacia 1450 por Baccio Pontelli según un boceto de Botticelli. Cabe remarcar que en esta época se introdujo el uso de bocetos para el diseño del mueble, claro ejemplo del carácter a la vez intelectual y artístico de este trabajo, destacando especialmente los diseños de Francesco Salviati. En época renacentista continuaron las mismas tipologías que en el periodo medieval (camas, mesas, arcones, armarios), pero con una composición basada en paneles y molduras, y una decoración de estilo clásico. En el Cinquecento predominó el entallado, con mesas y sillas en forma de X, como la sella curulis romana.Esta es la maquinaria de la ebanistería de el SENA en el bagre antioquia.